Casa de Ángel Giner

La casa y antiguo comercio de Ángel Giner constituye la máxima representación arquitectónica del estilo modernista en Vinarós, desarrollado entre los años 1890 y 1915.

La gran burguesía liberal de la ciudad encargó la construcción de esplendorosos edificios, diseñados y ornamentados según la tendencia artística y cultural del momento, de los cuales pocos se conservan hoy en día. El modernismo en Vinarós se caracterizó por el uso de las baldosas de cerámica vidriada y el hierro.

casa-angel-giner

De un estilo y aire exquisito y un tanto peculiar, la casa de Ángel Giner fue construida en 1914, como así lo atestigua la inscripción de lo más alto del edificio, casi frente a la basílica arciprestal y formando esquina con la calle San Vicente .

Desde sus inicios albergó el comercio de la familia Giner, y aún hoy en día el inmueble es destinado en su totalidad al uso comercial, después de haber sido sometida a una cuidada restauración. Así, podemos observar cómo los escaparates todavía conservan parte de un minucioso trabajo artesanal en la carpintería original, y en los cristales emplomados en los que se puede leer el nombre del establecimiento y su actividad inicial como paquetería y mercería.

La fachada principal, de líneas serenas y elegantes, se presenta a su vez exuberante y colorista. La decoración de las dos fachadas, a base de molduras de hojas y flores y de elementos musicales, otorga un marcado carácter señorial a este céntrico edificio.

El forjado ornamental de los balcones enriquece además la distinguida estética general. Sobre el conjunto destaca la esquina que da a la plaza parroquial, formada por una torre de balcones acristalados de forma elíptica, que inicialmente estaba rematada por una cúpula con tejado metálico sin tambor.

casa-angel-giner-vinaroz

Sobre la puerta de entrada de madera original, situada también en la esquina del edificio, aparece un relieve con dos ángeles que sostienen el anagrama con las siglas del comercio: A.G.

En la actualidad, el interior alberga en los bajos y entrepiso una tienda que se conserva intacta en su estructura original y en las barandillas del altillo.

Llegado a este punto y con solo girar sobre nuestros talones hacia el lado opuesto, podemos apreciar la magnífica portalada y templo de la iglesia arciprestal de Vinarós.

 

Casa del Consell

La antigua casa del Consell está situada a pocos metros del actual ayuntamiento de la ciudad, sobre unos arcos de piedra que, a modo de pasaje, dan acceso a la calle Virgen del Rosario desde la calle Mayor.

El denominado Portalet constituyó la probable entrada al primitivo Vinarós del siglo XVI. El edificio que albergó la Casa Consistorial hasta el año 1785 data del siglo XVI e inicialmente tenía acceso directo desde la misma calle Mayor por una escalera de piedra con mucha pendiente colocada al descubierto.

casa-del-consell-vinaroz

Estaba formado por una sola sala de reducidas dimensiones, con un armario de madera para salvaguardar privilegios, libros y papeles del concejo.

La sala también era utilizada para celebrar las vistas verbales y en ocasiones era utilizada como cárcel de personas notables.

La fachada del antiguo consistorio es de líneas rectas y dispone de elementos funcionales y sencillos, como un balcón y un par de ventanas.

De sobria ornamentación, aparece en la parte derecha de la fachada una hornacina dedicada a Santo Domingo de Guzmán, que data del año 1722, a quien se le dedica esta calle principal. Sin embargo, de entre todos los elementos destaca la doble ventana geminada de estilo gótico.

En su parte izquierda muestra un pequeño escudo romboidal con un ala, único en la ciudad. Los márgenes de la ventana están decorados con un delicado trabajo de cantería de pequeñas flores simétricas.

Si avanzamos unos metros hasta el principio de la misma calle y cruzamos la misma, daremos con la casa Ángel Giner, máximo exponente de la arquitectura modernista en Vinarós.

casa-de-la-vila-vinaros

Iglesia de San Agustín. Auditorio Municipal Ayguals de Izco

En la misma plaza de San Agustín, y junto al mercado, hallamos parte de lo que fuera la iglesia y el convento de San Telmo, de los Padres Agustinos.

En la actualidad, la iglesia se encuentra cerrada al culto y acondicionada como auditorio municipal, con el nombre de Wenceslao Ayguals de Izco. La capilla de Santa Victoria, a la que se accede lateralmente por la calle de Santa Rita, alberga las dependencias del Museo Municipal.

La Orden de los Ermitaños calzados de San Agustín se instaló en Vinarós en el año 1594. El convento inicial estaba situado en el barrio marítimo, fuera de las murallas de la ciudad, pero los continuos ataques de corsarios turcos y africanos obligaron a los clérigos a construir un templo al resguardo de la fortaleza.

auditorio-municipal-vinaros

Así, el 21 de noviembre de 1749 se colocaba la primera piedra del templo adyacente al convento, que quedó abierto al culto el 25 de agosto del año 1762.

Pero la desamortización llevada a cabo en toda España por el ministro Mendizábal en el siglo XIX, durante el reinado de la regente María Cristina de Borbón, obligó a los frailes a abandonar el convento.

Finalmente, el solar que ocupaba la iglesia y el convento de San Agustín, quedó en manos de la hacienda municipal tras la compra a un particular en el año 1846. El convento fue derribado a principios del siglo, levantándose en su lugar el mercado municipal, y quedando en pie la iglesia y la capilla de Santa Victoria. El templo permaneció abierto al culto hasta que, traspasada la Guerra Civil, cayó paulatinamente en desuso.

La iglesia del ex convento de San Telmo es un edificio construido con mampostería y piedras angulares, que hoy en día acoge exposiciones, conciertos y representaciones teatrales.

El auditorio recibe el nombre del vinarocense Wenceslao Ayguals de Izco,  editor español, considerado uno de los escritores de mayor contenido social del siglo XIX.

auditorio-vinaroz

Este personaje ejerció como alcalde de Vinarós y proyectó entonces la construcción del teatro hoy desaparecido, del que posteriormente fue director. Fundó además en 1843 su propia editorial, La Sociedad Literaria, que editó la colección El novelista universal y Biblioteca Universal a precios económicos, para que accediesen a la cultura las clases más desfavorecidas.

Ayguals de Izko escribió una serie de novelas por entregas de marcado anticlericalismo y compromiso social, que fueron traducidas, entre otros idiomas, al francés por el mismísimo escritor parisino Eugenio Sue, que era amigo suyo.

Desde el exterior del complejo podemos observar cómo la fachada de la iglesia destaca por su composición simétrica. A ambos lados de la entrada se levantan dos torres campanario con puerta propia, que enmarcan el lienzo central, coronado por un perfil moldurado con su majestuosa portada de acceso adintelada.

Si retrocedemos unos pasos, podremos apreciar una cubierta de tejas de las que sobresale una bella y rica cúpula con tejas de color azul y blanco. Una vez en el interior, observamos que el edificio es de planta rectangular y con forma de cruz latina, y dispone de una sola nave dividida en cuatro tramos con capillas laterales, entre contrafuertes y comunicadas entre sí.

Si nos detenemos un poco más y miramos hacia el techo, podemos ver el crucero con cúpula sobre tambor y pechinas, y el presbiterio con una bóveda de aristas, al igual que en las capillas laterales de la nave.

A los pies del templo se levanta un coro sobreelevado. Finalizada la visita al auditorio e Iglesia de San Agustín, proponemos acercarnos hasta la capilla de Santa Victoria, anexa al templo.

capilla-santa-victoria-vinaroz

Tomamos entonces la calle Santo Tomás y cruzamos el portal de la antigua villa medieval en la calle Santa Rita, donde nos encontramos con la capilla construida para albergar el cuerpo incorrupto de Santa Victoria, virgen y mártir.

Desde 1785, Vinarós contó con el cuerpo de la Santa, procedente del cementerio romano de Lucina y otorgado por el obispo de Solsona. El 21 de agosto de 1788, acabada ya la capilla, se deposita el cuerpo de la santa y las veneradas imágenes del Santo Cristo del Hospital y del Nazareno. Los planos de la capilla de Santa Victoria son obra del arquitecto vinarocense Fray Pedro Gonell.

La capilla consta de dos cuerpos de planta de cruz griega, cubiertos con cúpula a los pies y casquete esférico en la cabecera. Sobre la puerta de entrada, en cuyo dintel aparece grabado el año 1788, asoma la reproducción de un retablo de cerámica típicamente valenciana del siglo XVIII ,con la imagen policromada de la santa a la que honra. El panel original forma parte del Museo Municipal.

El interior de la capilla conserva parte de la decoración original a base de frescos con motivos pompeyanos. Y ahora regresamos de nuevo a la Plaza San Agustín y enfilamos la calle Mayor para dirigirnos al siguiente punto de nuestra visita. A pocos metros, y en la parte derecha de la calle, nos encontramos con el antiguo ayuntamiento, conocido como Casa del Cónsul.

El Mercado de Vinarós

El mercado municipal de Vinarós se encuentra en la Plaza San Agustín, centro de la actividad diaria de la ciudad. Esta plazoleta próxima al mar acogía ya en el siglo pasado los puestos de carne y pescado del mercado, que cada semana tenía lugar el lunes. Era conocida entonces como Plaza del Mercat.

El actual edificio del mercado fue construido en 1928 sobre los terrenos del desaparecido convento de San Telmo, regentado por los frailes agustinos. El solar, que ocupaba la iglesia y el convento de San Agustín, quedó en manos de un particular tras la persecución contra religiosos y la Iglesia originada por la desamortización de 1835, que tenía como fin el acrecentar la riqueza nacional y obtener unos ingresos extraordinarios para amortizar los títulos de deuda pública.

mercado-de-vinaroz

Las conversaciones de los gobernantes locales con la reina Isabel Segunda, para la obtención de los terrenos sin cargos, no tuvieron los resultados deseados. El Ayuntamiento, regentado por José Francisco Forner, tuvo que vender entonces propiedades municipales: tres hornos, dos carnicerías y una taberna en la calle Mayor, con el fin de obtener ingresos para la compra de los terrenos y la construcción del mercado.

El arquitecto castellonense Francisco Tomás Traver, autor de edificios emblemáticos como La Casa de los Caracoles y el Instituto Francisco Ribalta de Castellón, proyectó el mercado como una área amplia y funcional que diera respuesta a su uso final, el de la venta de frutas, verduras, carnes y pescados.

La fachada frontal del mercado dispone de un ventanal  y de cuatro puertas de acceso, dos centrales flanqueada por otras dos puertas laterales, todas ellas de igual tamaño y con cerramiento por grandes portaladas de hierro con terminaciones de motivos florales. La parte superior de la fachada principal está rematada por tres frontones triangulares coronados por decoración geométrica.

En lo más alto del edificio destaca el escudo de Vinarós, formado por media ala y un brote de vid que hacen referencia a la tradición vinícola de la ciudad y a la noble familia Alós.

Les invitamos ahora a entrar en el mercado y descubrir por sí mismos un espacio abierto, luminoso y ventilado.

interior-del-mercat-de-vinaros

El mercado de Vinarós fue construido con armazón metálico, siguiendo las características propias de la denominada arquitectura del hierro. El edificio presenta una planta compuesta por una nave central diáfana y dos laterales adosadas, cuya estructura está formada por vigas de celosía de hierro que descansan sobre 16 columnas de fundición ligeras y elegantes.

El cerramiento del edificio es translúcido, de hierro y vidrio, permitiendo así la entrada de luz al espacio. La techumbre está construida a dos aguas y a diferentes alturas, salvando los desniveles con ventanas laterales, que aportan también luminosidad y sensación de ligereza.

En este interior, los esbeltos pilares de hierro fundido están a su vez rematados por capiteles historiados y decorados con motivos vegetales. El mercado fue restaurado y ampliado en 1981. Al edificio original se adosó un segundo cuerpo posterior que concedió una mayor capacidad para la actividad comercial, sin restar luz ni amplitud.

Nuestra siguiente parada es la antigua iglesia de San Agustín y actual Auditorio Municipal. El edificio se encuentra situado junto al mercado municipal.

Puerto de Vinaròs

Iniciamos el recorrido por la ciudad desde el paseo marítimo y a los pies del monumento erigido en memoria del arzobispo José Domingo Costa y Borrás, insigne vinarocense, que alcanzó el obispado de Barcelona en 1850 a petición de la reina Isabel II.

La imagen original, esculpida en bronce en 1917 por el prestigioso escultor Josep Portells, primera medalla del Concurso Nacional de Escultura, fue destruida y reemplazada tras la Guerra Civil por esta figura solemne y de gran realismo que, con vestiduras talares y en actitud de bendición, ocupa lugar destacado frente al mar, sobre una escalinata de cuatro ángulos.

monumento a Costa y Borrás

Y es que Vinaroz le debe a este ilustre y polifacético personaje, poseedor de las cruces de Isabel la Católica y de Carlos Tercero, la construcción de su puerto, considerado enclave estratégico para el comercio marítimo del Mediterráneo durante los siglos pasados.

Era tal el amor de Costa y Borrás por su villa que en su recuerdo mandó plantar cepas en el huerto del Palacio del Arzobispado de Tarragona y rodearlos de romero y tomillo, plantas típicas de la Sierra del Puig, para estar cerca de la montaña del Santuario de San Sebastián. Desde este mismo punto y no muy lejos, divisamos el puerto pesquero de Vinaròs.

El actual puerto y la lonja representan al entonces gran espacio de intercambio de mercancías y centro de negocio ideado por Costa y Borrás, que aportó a la ciudad una gran época de prosperidad y bonanza económica.

lonja de vinaros

El comercio de exportación e importación de vino, sal, madera, trigo, harina, cacao, esparto y lana convirtió a Vinarós en una de las ciudades más importantes del comercio por mar, uniendola así con el resto de Europa y América.

Blanco de piratas berberiscos por sus excelentes conexiones, Vinarós junto al resto de la comarca, constituyó además uno de los principales centros de producción de vinos del Reino de Valencia, que con la actividad industrial asociada a la construcción de navíos, carros y toneles y la próspera industria sedera, propició un período de prosperidad de la villa, situación que se mantuvo hasta finales del siglo XIX, sin más paréntesis que las ocupaciones francesas y carlistas.

Poco queda ahora de aquel espacio portuario construido en la playa de la Magdalena y de la primera piedra colocada el 9 de febrero de 1866. El muelle fue inaugurado en 1875 y diez años más tarde estrenaba la prolongación del fondeadero, ampliado a consecuencia del intenso tráfico marítimo y de la gran actividad comercial. El espacio contaba además con unas amplias atarazanas donde se construían grandes navíos y embarcaciones que hacían el cabotaje hasta Marsella, Cádiz y los puertos de la Europa atlántica.

puerto-de-vinaroz

En la actualidad, el puerto se encuentra en el mismo lugar y está resguardado por un muelle paralelo de poniente situado hacia el oeste y uno transversal de Levante en el este.

El puerto cuenta además con una amplia flota pesquera de antigua tradición.

Sin embargo, las materias primas transportadas en los primeros años de vida han sido reemplazadas por capturas de pescados y mariscos como el rape o el langostino, que son subastados diariamente en la lonja. Sin duda, desde siempre la vida de Vinarós ha girado en torno al mar, no sólo como eje económico, sino como motor de vida.

Si avanzamos sin perder de vista el mar y en dirección opuesta a la lonja, a pocos metros podemos adentrarnos en el centro urbano de la ciudad e iniciar el recorrido por sus calles y edificios históricos desde la plaza San Agustín. El segundo punto a visitar es el mercado, que podrá localizarlo fácilmente en el mapa de ruta.