Santuario de la Misericordia

El Santuario de la Misericordia, conocido también popularmente como de San Sebastián, fue levantado en diversos periodos cronológicos, aunque la existencia de una ermita en este lugar ya está documentada en el siglo XV.

La devoción a la Virgen de la Misericordia estuvo muy arraigada en Vinarós y en los pueblos cercanos de las comarcas, y originó la construcción de cuadras y albergues para dar posada a los peregrinos que venían de lejos a venerar a la santa.

Si nos adentramos en el recinto, nos acercaremos al mirador, desde donde podemos apreciar unas magníficas vistas al mar, llegando incluso a descubrirse las Islas Columbretes en los días claros.

Observamos desde este punto el perfil de la costa de Vinaròs, Benicarló y Peñíscola con su histórico castillo, y a la izquierda la imponente montaña del Montsiá que nos acerca a Cataluña.

Si volvemos a mirar hacia el conjunto, vemos que el espacio que acoge el santuario está formado de izquierda a derecha por las cuadras porticadas, compuestas de cinco arcadas con bóvedas de aristas rebajadas.

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A continuación, entre las caballerizas y la ermita aparece la hospedería, de pequeña ventana y puerta de acceso. Junto a la ermita y en su lado derecho contemplamos la antigua Casa del Ermitaño, construcción típica del siglo XVI con sus contrafuertes en talud, que fue ampliada con posterioridad, entrado el siglo XVIII y que actualmente está condicionada como restaurante.

La ermita, tal como la conocemos actualmente, fue levantada en diversos periodos cronológicos tras construirse las caballerizas para los peregrinos.

En la segunda mitad del siglo XVI se edificó el albergue, así como el nuevo templo hasta el crucero actual. En la primera mitad del siglo XVII se ampliaba el recinto y se construían sus muros. Ya entrado el siglo XVIII se amplió la iglesia tomando el recinto el aspecto que presenta en la actualidad.

El templo es de estilo predominantemente neoclásico, aunque convive con otros estilos al haberse construido en diversas fases, y se caracteriza por la proporción y la armonía en las formas.

La ermita consta de planta de cruz latina de una sola nave, con dos tramos cubiertos con bóveda de arista y ábside poligonal. Al cuerpo anterior se le añadió uno posterior cubierto en su centro con una gran cúpula sobre pechinas, mientras el centro de la nave central fue elevado para igualarlo a la nueva construcción.

Los marineros costearon el retablo dedicado a San Sebastián y fue el gremio de labradores quien sufragó el de San Antonio. En 1733 se contrató el nuevo retablo mayor, que tenía que albergar la imagen de Nuestra Señora de la Misericordia.

En la plaza del Santuario, las antiguas puertas de madera fueron sustituidas por las actuales de hierro con la donación del vinarocense Miquel Aribas, que muere en París en 1900 .

Con el mismo dinero, se plantaron chopos y se pintó la iglesia, tal y como lo atestigua una placa bajo el coro de la iglesia.

Lo mejor será adentrarnos en el templo para admirar su belleza.

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Interior del templo

Como podemos observar, se trata de un interior decorado en donde destacan los frescos restaurados de las bóvedas y de la cúpula, obra del pintor morellano Joaquín Oliet, quien entre 1825 y 1826 pintó 16 murales que forman compartimentos a modo de cuadros y reproducen motivos religiosos y bíblicos, entre los que aparecen las figuras de las heroínas Jael, Judith, María de Aaron y Rut.

Otro de los elementos decorativos destacados son una serie de murales cerámicos del siglo XVIII atribuidos a la manufactura de Alcora. En ambas paredes de la nave central encontramos estos grandes mosaicos de azulejería que representan paisajes bucólicos: una escena de caza y una escena portuaria que escenifica la tradición mercantil de la ciudad.

En la actualidad, los vinarocenses celebran con una romería la festividad de su patrona, la Virgen de la Misericordia, el último domingo de mayo, y la de su santo patrón, San Sebastián el 20 de enero, quien también ocupa un lugar destacado en la iglesia de este conjunto arquitectónico.

El santuario es escenario a su vez, no solo de representaciones populares y religiosas, sino que también acoge manifestaciones artísticas y culturales. Así, durante el verano se celebra un ciclo de conciertos en la plaza del Santuario y las caballerizas son sede de exposiciones y celebraciones, como la cena de gala del Concurso Nacional de Cocina Aplicada al Langostino de Vinarós.

En este punto finalizamos nuestro recorrido por Vinaroz. Esperamos que disfruten de esta bella ciudad, ya sea degustando su rica gastronomía en los múltiples restaurantes que podrá encontrar, o recorriendo la bella costa norte, que cuenta con estupendas calas y formaciones rocosas, ecosistema donde se cría el popular langostino.

 

La Casa Membrillera

Esta casa señorial es conocida popularmente como Casa de los Membrillera o de les Coroneles.

Construida entre 1870 y 1890, esta residencia también se inspira en las formas del Renacimiento. Es una clara muestra del esplendor económico que Vinaroz vivió durante los siglos XVIII, XIX y XX, gracias al puerto y al comercio.

Mercaderes, industriales y nobles confiaron a arquitectos y proyectistas la construcción de casas que evidenciarán su poder económico y estatus social.

El edificio, de amplia base, presenta una planta baja de entrada presidida por una portalada de madera. La planta noble dispone de un gran balcón corrido y el área superior muestra cinco ventanas con arcos de medio punto. La fachada es sobria y señorial a la vez, y no presenta ningún elemento ornamental.

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En la parte inferior derecha se observa un sillar en el que aparece grabado el año 1652 junto a una cruz de malta. Se trata de una reutilización de esta piedra como sillar para la construcción de la casa.

El escudo heráldico que se encuentra sobre la puerta de entrada pertenece a don José María Febrer de Calderón, marqués de Gironella y descendiente de la familia Febrer de la Torre, asentada desde el siglo XV en Vinarós, donde diferentes miembros ejercieron cargos populares de autoridad en los siglos posteriores.

Y ya para finalizar el recorrido recomendamos acercarse hasta el Santuario de la Misericordia, situado en la montaña del Puig. Desde este espacio, situado en el punto más elevado del término, a seis kilómetros de Vinaroz, podrá disfrutar de unas impresionantes vistas panorámicas de cara a la ciudad y al Mediterráneo.

 

Casa del Barón de Hervés

Emplazada en una de las principales vías de la ciudad en la que nobles y burgueses edificaban sus residencias durante el siglo pasado. encontramos la casa del Barón de Hervés, a quien se le debe el nombre de la residencia.

Con una clara inspiración renacentista, fue construida originalmente en 1716, y no es hasta el año 1830 cuando la adquiere el caballero y antiguo coronel Hervés, carlista, patriota y ferviente católico.

El noble tenía hacienda y amigos en Vinarós, como la ilustre familia La Torre. En la fachada original del edificio destacan los trabajos de mampostería y las pérgolas de madera.

El resto de la vivienda se encuentra totalmente reedificada en la actualidad. En la misma calle Socorro y a sólo unos metros más adelante, en el número 64, topamos con la casa Membrillera. Nuestra siguiente parada en la ciudad.

La Casa Sendra

La Casa Sendra es otro de las referencias arquitectónicas del modernismo que conserva Vinaroz, alzada a principios del siglo XX bajo la estética del momento. Perteneció a la familia Sendra, propietaria de una fundición de hierro y de patentes de invención, con premios en las exposiciones de París, Roma, Zaragoza, Bruselas y Barcelona, entre otras.

La industria metalúrgica tuvo especial relevancia en la economía de la ciudad, siendo muchas las familias que centraron su actividad en la explotación del hierro. La fabricación de carros, embarcaciones y navíos, así como la demanda de toneles para la actividad vitivinícola, estimularon la producción del metal, la construcción del ferrocarril en 1867 y el uso del hierro en la arquitectura, valga como ejemplo del mercado municipal, también contribuyeron a potenciar la industria siderúrgica en Vinaroz.

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Este imponente edificio, situado en la plaza Jovellar, conocida como Plaza del Salvador en los años previos a la restauración, consta de planta baja y tres pisos, estructura que se repite en las construcciones modernistas de la ciudad.

Los bajos de la conocida Casa Sendra fueron modificados de manera sustancial al adaptarlos a su actual uso comercial. La fachada también fue variada parcialmente con los trabajos de restauración, en los que se eliminaron los marcos modernistas de sus ventanas y el frontón superior.

La fachada simétrica y de líneas rectas sólo es alterada en la forma por las ventanas y balcones de dinteles redondeados. El equilibrio es resaltado por azulejos y plafones dispuestos en hileras verticales delimitando la fachada. Estos aplacados aparecen también sobre las ventanas laterales.

Molduras imitando formas musicales, como arpas claves y partituras, y plafones heráldicos sobre dinteles y balcones completan la decoración vegetal del frontis amarillo. Los balcones disponen de unas barandillas de fundición de gran riqueza, con dibujos de ramilletes florales.

Todos estos elementos son recursos típicos del modernismo, un arte burgués con clara tendencia decorativa que intentaba integrar todas las artes en la arquitectura. En dirección hacia el mar, y sólo a pocos metros más adelante damos con la céntrica calle Socorro. Allí, en el número 40, nos detenemos para observar la fachada del edificio conocido como Casa del Barón de Hervés.

Iglesia Arciprestal Nuestra Señora de la Asunción

Iniciemos la visita en la portada barroca de la Iglesia frente al Ayuntamiento. La Iglesia Arciprestal de Nuestra Señora de la Asunción puede considerarse el edificio histórico más importante de Vinarós por su relevancia artística y arquitectónica.

El monumental templo representa también uno de los más claros ejemplos de arquitectura gótico renacentista con portada barroca.

Además de por su monumentalidad, el templo resulta característico por constituir una muestra de iglesia fortificada situado en el núcleo antiguo de la población.

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Durante el proceso de construcción, la iglesia se fortificó dotándola de una doble función religiosa y defensiva, ya que Vinarós carecía de castillo que le diera cobertura. En la actualidad aún podemos contemplar en la parte superior del edificio el paso de ronda para los centinelas, situado a lo largo del espacio que ocupa la cubierta plana de las capillas en la cabecera de la iglesia.

La construcción de la iglesia arciprestal data de 1586, época a la que pertenece principalmente la nave central. La portada que nosotros vemos al frente es posterior, de estilo barroco. Ya en el siglo XVII, tras la finalización y consagración en 1597, se inició la construcción de la torre del campanario, de finalidad defensiva a los pies de la nave, quedando construida en torno a 1660.

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Como anécdota apuntamos que el badajo de la campana de la torre cayó a la plaza y causó un enorme socavón en 1880, mientras el rey Alfonso XII rezaba en el interior de la iglesia por haber salido ileso de un atentado en Madrid. Ese mismo año, el monarca concede a Vinarós el título de ciudad.

El templo parroquial muestra un aspecto exterior tosco, con muros inclinados, y consta de una nave de planta longitudinal con capillas laterales, entre contrafuertes y altar semi octogonal.

Sobre un alzado de gruesos contrafuertes que pueden apreciarse en los laterales del templo, y que definen las capillas, descansa una bóveda nervada ligeramente apuntada, dividida en seis tramos por arcos fajones que cubren la nave.

El ábside, lugar donde se encuentra el altar, es poligonal y está cubierto con una bóveda estrellada de seis puntas, típica del gótico tardío valenciano.

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La imponente fachada barroca que preside la entrada fue levantada entre los años 1698 y 1702. Declarada Monumento Histórico Artístico en el año 1978, es un ejemplo prematuro de fachada retablo perteneciente al estilo barroco que se inicia en la zona a finales del siglo XVII.

Observemos que el frontal está dividido en dos cuerpos, uno inferior, pesado y sólido y otro superior más estilizado. Es interesante fijarse en el arco de la puerta de entrada, que está recorrido por almohadillados rectangulares.

A ambos lados aparecen dos pares de columnas con forma helicoidal, denominadas salomónicas, rematadas con capitel corintio de tipo romano. El cuerpo superior se alza sobre una cornisa volada que al llegar a la pared central se rompe, para formar un arco que marca el anagrama Mariano.

Sobre este se abre una hornacina que alberga la imagen de la Asunción, obra del maestro Serrano, flanqueada a ambos lados por sendas columnas salomónicas, dos pilares adosados a la pared o pilastras, y dos estípites pilastras en forma de pirámide truncada.

Este segundo cuerpo se remata con otra cornisa, que se arquea en el centro para resguardar el gran óculo circular, enmarcado por cuatro basas con pináculos.

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Adosada a la iglesia, en su lado derecho, se puede acceder a la capilla de la Comunión, de tipología barroca y una de las más importantes, que fue construida por André Chambón.

Consta de una doble planta de cruz griega, en la que sus estrechos lados están concebidos como pequeños altares, cubierta por una cúpula sobre pechinas con una linterna que se sostiene sobre cuatro arcos.

En ella se encuentran unos interesantes trabajos en escayola policromada que se cree obra de Esteve Bonet.

Interior del templo.

Comenzamos la visita interior en la cabecera de la iglesia, desde donde podemos visitar las 12 capillas laterales cubiertas con bóveda de crucero con clave central. Están dedicadas a diferentes santos, algunos relacionados con el gremio de los marineros, como la de San Telmo y la de la Virgen del Carmen, cuya advocación está muy arraigada en Vinarós.

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Actualmente, en el ábside, en la cabecera de la iglesia, podemos observar un conjunto escultórico central de grandes dimensiones, obra del escultor Serrano, en el que se representa la asunción de Nuestra Señora.

En los laterales del ábside nos encontramos con dos grandes murales de 1957 del pintor barcelonés J. Móncadas que hacen referencia a los patrones de Vinarós, San Sebastián y Nuestra Señora de la Misericordia.

En la parte inferior del mural se representa el momento de la llegada de la reliquia de San Sebastián a la playa de la Villa, el año 1610, momento en el que el conde de Benavente deposita la reliquia en manos del arcipreste de Vinarós.

Sobre el cancel de la puerta de acceso al templo, aparece el órgano de la Arciprestal, inaugurado en la fiesta de San Sebastián en 1923. Para la construcción de este instrumento se aprovecharon los tubos de metal del viejo que fueron fundidos en la Casa Estadella de Barcelona.

El instrumento construido por Palop en Valencia y costeado por el organista de Vinarós, Juan Velasco, fue restaurado tras la Guerra Civil, tal y como aparece reflejado en la placa.

Tras visitar esta maravilla arquitectónica, nos dirigimos a nuestra próxima parada, la Casa Sendra. Para ello giramos hacia la izquierda desde la plaza de la Iglesia y ya en la plaza de la fuente contigua nos situamos frente a la casa, un bonito edificio amarillo de ricas balconadas.